5 posturas de yoga para mejorar la flexibilidad de la cadera
Mejorar la flexibilidad de la cadera es mucho más importante (y necesario) de lo que puedas pensar en un principio. Para muchas personas, tener los músculos de la cadera agarrotados es algo más que común, especialmente si pasan mucho tiempo sentadas. El problema reside en que, de no estirar y tratar debidamente nuestras caderas, podemos acabar desarrollando problemas mayores como ciáticas o dolores crónicos en espalda y rodillas.
Así, una buena manera de prevenir estas dolencias es mejorar la flexibilidad de nuestra cadera. Una forma sencilla y eficaz de conseguirlo es incluir en tus estiramientos o en tu rutina diaria una serie de posturas de yoga para mejorar la flexibilidad. Son aptas para todas las condiciones físicas y notarás los resultados en poco tiempo.
Te recomendamos que leas aquí qué es el yoga y en qué puede ayudarte.
Posturas de yoga para mejorar la flexibilidad de la cadera
Ordenadas de menor a mayor dificultad, estas posturas mejorarán la flexibilidad incluso de los principiantes en yoga.
Flexión sentada hacia delante o upavistha konasana
La hemos visto en películas o calentamientos de diversas actividades deportivas. Sentémonos, con la espalda recta, y separemos las piernas una de la otra tanto como podamos. Una vez realizado esto, y sin dejar de mantener la espalda recta, descendemos poco a poco hasta el suelo, llegando a tocarlo con la frente. Por último, intentamos agarrar los dedos de los pies con las manos.
Por supuesto que los primeros días que realices esta postura te será imposible realizar el movimiento completo, pero el yoga es una disciplina progresiva. Ponte a prueba cada día y verás cómo poco a poco vas avanzando. En unos meses llegarás sin problema a completar el estiramiento.
Postura del ángulo ligado o baddha konasana
Esta es una de las mejores posturas de yoga para la cadera por beneficiosa y sencilla. Para su realización debemos sentarnos con la espalda lo más recta posible y juntar los talones a la altura de la pelvis. Una vez alcanzada esta posición, agarramos los tobillos con las manos e intentamos que las rodillas toquen el suelo a la vez que estiramos hacia arriba.
Postura de la silla o utkatasana
De pie sobre el suelo ponemos la espalda lo más recta posible y estiramos los brazos hacia el frente hasta que forman un ángulo de noventa grados con el cuerpo. A la vez, e intentando no doblar la espalda, hacemos un movimiento como si nos sentaramos en una silla. Así, debemos intentar llegar tan lejos como nuestro cuerpo nos lo permita y mantenernos así durante 15 respiraciones.
Postura del bebé feliz o ananda balasana
Este es un cómodo ejercicio para aumentar la flexibilidad de las caderas sin ni siquiera levantarse. Tumbado bocarriba, subimos las piernas hasta que las rodillas entran en contacto con el pecho para pasar a agarrarnos los dedos de los pies y estirar las piernas hasta ponerlas de manera completamente recta en el aire. No hace falta, aunque sí es recomendable, que las rodillas estén completamente estiradas, por lo que podemos doblarlas para no sentir dolor durante las cinco respiraciones que debemos mantener esta postura.
Postura de la tortuga o kurmasana
Debemos partir de una postura en la que tengamos las piernas flexionadas y separadas. A continuación, colocaremos los brazos debajo de las piernas y acercaremos la cabeza lo máximo posible al suelo. Una vez estemos en una posición lo más cómoda posible, llevaremos las manos hacia atrás y estiraremos las piernas.
Una vez más, te recordamos que los resultados no se consiguen de un día para otro, aunque el estado de relajación que obtienes y el bienestar físico que obtienes con estas posturas sí se perciben desde el primer día. Por ello, te recomendamos no abandonar si no obitenes los resultados que esperas al principio. Poco a poco, verás cómo tu cuerpo va ganando fuerza y flexibilidad hasta convertirte en un auténtico yogui. Piensa que los que lo prueban, s enganchan.
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